La logística empresarial ha replanteado su definición en los últimos años a causa del impacto que han venido ejerciendo las tecnologías de la comunicaciones y la información. Ahora bien, independiente de esta causa se encuentra también la velocidad a la cual se ejecutan los negocios y el aumento en la densidad de competidores en un mercado globalizado.
En este orden de ideas, las necesidades organizacionales, los datos y la gestión de estos orientados a la toma de decisiones cambian en diferentes niveles de un tipo de negocio a otro; para nuestro caso, el foco será las empresas que producen bienes consumibles o de inversión dentro de la cadena de suministro que gestionan y que en adelante llamaremos empresas manufactureras.
Ahora bien, visto de manera aproximada y sencilla, revisemos la distribución de las áreas en las empresas manufactureras de manera gráfica.
Teniendo una idea del escenario de negocio se puede notar que el cuadros de mando integral y los sistemas para tomas de decisiones se ubican al más alto nivel y recogen indicadores de los procesos que están contenidos en él; para nuestro caso información de mantenimiento y producción. La pregunta evidente es entonces ¿Qué información de mantenimiento y producción me interesa a nivel de negocios?, en términos generales la respuesta exacta es “depende”, sin embargo hay factores críticos de éxito comunes que plantean las técnicas de fabricación, como lo son por ejemplo:
- Estimación de la demanda lo más exacta posible que sirva como entrada para la construcción de los planes de producción (Estrategico, Táctico y Operativo).
- Disponibilidad de las máquinas acorde a las evaluadas para la construcción de los planes de producción.
- Mejora continua en diseño y proceso industriales.
De los factores antes mencionados se desprenden algunas métricas que para la industria son estándares como por ejemplo el OEE (Rendimiento global de la máquina) que permite medir y por ende controlar lo que realmente se está produciendo teniendo en cuenta el tiempo en que se producen los bienes, la velocidad a la que se producen y la calidad con que se producen.
Ahora bien cada empresa tiene métricas propias de sus procesos y evidentemente apuntan a alcanzar las metas corporativas que dependen de los sistemas que fabrican sus productos. Es aquí cuando algunas de las preguntas que deben hacerse los directivos de las empresas son: ¿Se está controlando la calidad de los datos y evitando la manipulación humana sobre estos antes de llegar a los sistemas de decisión? ¿Qué tanta participación del presupuesto tiene los procesos de fabricación? ¿Qué oportunidades espero encontrar al comparar en tiempo real la producción con las demás áreas de la empresa? ¿Qué mecanismos tecnológicos estoy implementando para mantener alineadas las áreas de la empresa? ¿No son necesarias las alarmas de producción para identificar ventajas competitivas que aporten a los procesos comerciales y financieros? ¿Estoy buscando oportunidades productivas alineadas con las del mercado? ¿Tengo una visión instantánea y realmente integral de mi negocio?
Una revisión sobre los procesos industriales implementados ayudaría a determinar las métricas que podría aportar el área de producción al cuadro de mando integral y establecer su incidencia y comunicación con otras áreas de la empresa redundando en decisiones de negocio que ayuden a incrementar el margen de utilidad de los productos transformados, pero condicionado por las necesidades y filosofía del resto de los procesos.
Finalmente se debe tener en cuenta lo importante que es tener una visión completa del negocio a tiempo y de la mejor calidad.